Las consecuencias de estos sucesos fueron decenas de muertos y represaliados, una polémica en toda la República por la actuación del gobierno, investigaciones parlamentarias, el descrédito hacia la clase política y el alejamiento de la izquierda del recién estrenado sistema de gobierno. La noticia tuvo su alcance fuera de España. De esto se sirve Basilio Martín Patino para crear este documental en 1996, dentro de la serie Andalucía: un siglo de fascinación. Y no es que utilizara alguna filmación o documento de la época encontrado, sino que lo crea él mismo. Crea al periodista de guerra británico, cuyas imaginarias grabaciones en Andalucía pasan a manos de los soviéticos, y junto con algunas entrevistas (fraudulentas o no) y testimonios reales de los actuales habitantes del pueblo gaditano, publica este trabajo de reconstrucción de la tragedia de Casas Viejas.
Si algo es Martín Patino es, sin duda, comprometido y valiente, pues a lo largo de su carrera ha esquivado la censura franquista por lo pelos. Aún no me explico cómo un documental como Caudillo pudo ver la luz en 1974. Se puede decir que El grito del Sur: Casas Viejas es el perfecto ejemplo de la dramatización histórica. Rodeado siempre del debate sobre la veracidad del documental, podemos creer que este tipo de trabajos son válidos si ayudan a conocer la realidad (histórica o no) de los sucesos. El director nunca intenta engañar. Los créditos no se visten de mentira, pero además los aspectos narrativos y técnicos de la parte que corresponde a la película del documentalista británico no dejan lugar a dudas. Están grabados con una planificación que casi duele a la vista. El montaje es clásico y muy elaborado, nada que ver con lo que alguien podría haber realizado en esa situación. Hay cortes muy ficcionales y perfectos encuadres de figuras que aún no han entrado en plano. La textura, además, es de vídeo, con una triste capa que lo intenta asemejar a película. Muy lejos, por ejemplo, de los documentos cinemátograficos de La batalla de Chile de Patricio Guzmán. Basilio cuenta irremediablemente con ello, por eso creo que no engaña. Pero al margen de las discusiones entre ficción/realidad y engaño/sinceridad, El grito del Sur es válido como mirada a los hechos desde el final de siglo, reflexión anarquista del levantamiento de Casas Viejas y llanto de una aldea casi apagada por el fuego de la represión.