El fin de semana de Todos los Santos parecía la fecha propicia para celebrar la segunda edición del Madrid is the Dark. La verdad es que con el cartel bastaba para vivir dos buenas noches de doom. Se merece una breve mención.
El primer día, sábado, lo abrieron los irlandeses Máel Mordha. Su música es básicamente doom metal, pero mezclaza con el folk de la isla. En disco me gustan, lejos de esos grupos de metal supuestamente folkies que mueven legiones hoy en día. En Madrid dieron un buen concierto. Empezó bien el festival. Los siguientes, The 11th Hour, me aburren por mediocres, así que pasé de verles. Así me preparaba para lo que fue el mejor concierto de la cita: Forgotten Tomb. Entre lo doom y lo black, envolvieron a los congregados en la oscuridad que demandaban. En definitiva, se ganaron al público con una impecable interpretación y buena actitud. Los finlandeses Rapture, en cambio, dejaron la sensación opuesta. Salieron justo después de los italianos, y además, no convencieron. Sobrepoblaron el escenario con tres guitarristas y dos cantantes, sumados a los habituales, y aun así no consiguieron el sonido requerido. Su música fue la más pobre del fin de semana. Con esta sensación llegó el turno de los cabezas de cartel, el grupo que más gente esperaba. Primordial, otros irlandeses para la colección, tenían la ventaja de la predisposición del respetable. Mucha gente acudió sólo para ver su actuación. Ya se empezaba a notar la afluencia de gente en la sala Caracol (sold out). De hecho, el calor fue insoportable, lluvia de condensación incluida. Fue lo único que empañó una descarga muy seria de un grupo que en disco destaca por su calidad haciendo una música oscura, aun con toques folk muy particulares. Esa noche Primordial ofrecieron un concierto impecable. Sobre todo, mucha intensidad.
Al día siguiente, la víspera de Todos los Santos, me perdí los primeros grupos: Evadne y Mourning Beloveth. Yo no quería. Así que la noche del domingo empezó de manera inmejorable. Nada más y nada menos que con Alcest. Shoegaze lo llaman. Ellos dicen no querer ser oscuros, pero la verdad es que tienen ese punto. Su música es más fantástica, hipnotizante, ambiental y melódica a la vez; sobre todo, mágica. Su actitud, la de un trío entre tímido y seco, ayuda. En definitiva, Alcest anduvieron cercanos a ese estado del que hemos hablado alguna vez, aunque por derroteros distintos a los que había visto en otros grupos. Sin duda, el concierto de la noche y el más especial del festival. A continuación fue el turno de Esoteric. Los ingleses se volvieron difíciles para el público, cosa inexplicable, pues más que aburrir, dieron una auténtica lección. El requisito era atender a la magistral demostración de doom metal, por extremo que fuera. Los problemas técnicos que les paralizaron por bastantes minutos no ayudaron, la verdad. Swallow the Sun fueron los encargados de cerrar el Madrid is the Dark. Durante todo el fin de semana se habían escuchado propuestas muy diferentes dentro del doom. El turno final era para la parte más melódica, estación adonde parece dirigirse la evolución del grupo finlandés. Algunos compararon sus últimas canciones con Katatonia, más cerca de lo melancólico que de sus cortes death. Puede ser. Digna clausura de un fin de semana de oscuridad y, aquí está la clave, mucha calidad.
Esto en lo musical. En lo demás, la visita a Madrid no decepcionó. Grande, como siempre.
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