El fin de semana de Todos los Santos parecía la fecha propicia para celebrar la segunda edición del Madrid is the Dark. La verdad es que con el cartel bastaba para vivir dos buenas noches de doom. Se merece una breve mención.

Al día siguiente, la víspera de Todos los Santos, me perdí los primeros grupos: Evadne y Mourning Beloveth. Yo no quería. Así que la noche del domingo empezó de manera inmejorable. Nada más y nada menos que con Alcest. Shoegaze lo llaman. Ellos dicen no querer ser oscuros, pero la verdad es que tienen ese punto. Su música es más fantástica, hipnotizante, ambiental y melódica a la vez; sobre todo, mágica. Su actitud, la de un trío entre tímido y seco, ayuda. En definitiva, Alcest anduvieron cercanos a ese estado del que hemos hablado alguna vez, aunque por derroteros distintos a los que había visto en otros grupos. Sin duda, el concierto de la noche y el más especial del festival. A continuación fue el turno de Esoteric. Los ingleses se volvieron difíciles para el público, cosa inexplicable, pues más que aburrir, dieron una auténtica lección. El requisito era atender a la magistral demostración de doom metal, por extremo que fuera. Los problemas técnicos que les paralizaron por bastantes minutos no ayudaron, la verdad. Swallow the Sun fueron los encargados de cerrar el Madrid is the Dark. Durante todo el fin de semana se habían escuchado propuestas muy diferentes dentro del doom. El turno final era para la parte más melódica, estación adonde parece dirigirse la evolución del grupo finlandés. Algunos compararon sus últimas canciones con Katatonia, más cerca de lo melancólico que de sus cortes death. Puede ser. Digna clausura de un fin de semana de oscuridad y, aquí está la clave, mucha calidad.
Esto en lo musical. En lo demás, la visita a Madrid no decepcionó. Grande, como siempre.
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