Pa negre (Agustí Villaronga, 2010) es una obra que, aunque de corte convencional y sobre la Guerra Civil española, trata un caso me atrevo a decir inédito, pero seguramente extendido a partir del golpe de estado. Nos recuerda inevitablemente a El laberinto del fauno, tanto por el contexto como por su protagonista (un niño), pero sobre todo por los tintes fantásticos que cubren la historia. Sin duda, con menor presencia que en la obra de Guillermo del Toro. Aquí, nuestro protagonista, un niño de la Cataluña rural, da el aviso de la muerte de un amigo y su padre. A su vez, su propio padre es perseguido por rojo, lo que cambia por completo la vida del niño, al tener que irse a vivir con su abuela por mera supervivencia. El protagonista se encuentra en un constante universo cambiante, donde hasta los más próximos aparecen muy lejanos. La guerra es aún más imcomprensible para un niño. En su camino a lo largo de la película terminará dándose de bruces con la realidad, frente a los ideales que su padre le enseñó a respetar.
No desvelaremos mayor parte del argumento, pero es su carácter real el mayor valor de la película. En este sentido, el final es un gran acierto. El relato está, en general, bien conducido, sin alardes y con agilidad y frescura entre una marabunta demasiado grande de personajes, donde sólo el niño se nos presenta cercano, gracias a la brillante interpretación. Se nota la mano, nada descuidada ni falta de gusto, pero echo en falta más inquietudes formales en la realización de la obra. La ambientación, entre decorados, vestuario y el entorno rural, es perfecta, pero el lenguaje se me hace demasiado convencional. Quizás es una apreciación muy personal, pero la cámara al hombro usada por decreto termina cansándome. Y, sobre todo, me sobran los sermones ideológicos, la mayoría metidos con calzador. Convierten esos pasajes en una suerte de propaganda que, viendo cómo se desarolla la historia y el impacto que tiene sobre el espectador, es realmente innecesaria. Y lo peor de todo, en algunos momentos nos aleja de lo que pasa en pantalla, pues se nos hacen demasiado artificiales. El mayor pecado es cometerlo precisamente durante el clímax.
Las expectativas eran muy altas; igual por eso salí decepcionado. En el mar del festival, esta isla quedaba algo eclipsada, pero quede dicho que se trata de una muy buena obra para salas comerciales.
Se le ha dado mucho bombo me parece a mi, eso o siempre que iba al baño abria la revista por la pagina que la publicitaba. En cualquier caso estoy tan cansado de la guerra civil como de la de irak.
ResponderEliminarNos vemos.
No me entero del bombo que le habrán dado, pero seguro que es así. La típica película española que quieren convertir en boom para "salvar la escena". También es un clásico quejarse de las tetas y la Guerra Civil en el cine español, pero todavía quedan cosas por contar. Otra cosa será cómo se hace. Es un suceso demasiado importante como para desbancarlo porque se le haya metido demasiada mano sin ton ni son.
ResponderEliminarAhora, un minuto de historia de terror ;)
Ir con expectativas al cine es una mierda. Sean buenas o malas. Yo vi Pa negre sin ninguna de ellas y salí más que conforme. Belleza visual por doquier, una nueva visión sobre un tema tan manido pero, sigue cayendo en algún que otro convencionalismo como tú dices ;)
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