El próximo viernes se celebra la final de la sección metal del Villa de Bilbao. Todavía no han anunciado a los grupos, pero me doy prisa en comentar el último concierto del concurso. Fue el pasado viernes en Bilborock.
Empezaron Draa, un grupo joven de Uribe Kosta. Hacen un heavy melódico con tintes progresivos, es decir, canciones elaboradas pero que enganchan. Los temas que tocaron son los mismos que se encuentran en la maketa. Pasan del estribillo melódico a pasajes netamente prog, con cambios de tiempo y un buen lugar para la guitarra solista. La voz y el teclado pueden acercarnos al power metal, pero creo que el espíritu debajo del traje rítmicamente progresivo que visten es más heavy que otra cosa. En directo aún les faltan tablas, el sonido que les sacan no es el mejor posible y algunas piezas estuvieron fallonas, pero al menos demostraron que saben hacer música de calidad. Eso también se nota.
Como parece que en el Villa ordenan a los grupos por afinidades, los siguientes tampoco se alejaban en exceso. Fueron Hiverland, de Donosti. Eso sí, aquí el componente progresivo desaparece y nos quedamos con un grupo de heavy metal clásico. No es un estilo que me atraiga especialmente, por eso es de mérito que este grupo me llamara la atención. Positivamente, claro. Las canciones eran buenas y, sobre todo, se ganaron el escenario. Luego me di cuenta que algún componente de proviene de Azken Garrasia.
Empezaron Draa, un grupo joven de Uribe Kosta. Hacen un heavy melódico con tintes progresivos, es decir, canciones elaboradas pero que enganchan. Los temas que tocaron son los mismos que se encuentran en la maketa. Pasan del estribillo melódico a pasajes netamente prog, con cambios de tiempo y un buen lugar para la guitarra solista. La voz y el teclado pueden acercarnos al power metal, pero creo que el espíritu debajo del traje rítmicamente progresivo que visten es más heavy que otra cosa. En directo aún les faltan tablas, el sonido que les sacan no es el mejor posible y algunas piezas estuvieron fallonas, pero al menos demostraron que saben hacer música de calidad. Eso también se nota.
Como parece que en el Villa ordenan a los grupos por afinidades, los siguientes tampoco se alejaban en exceso. Fueron Hiverland, de Donosti. Eso sí, aquí el componente progresivo desaparece y nos quedamos con un grupo de heavy metal clásico. No es un estilo que me atraiga especialmente, por eso es de mérito que este grupo me llamara la atención. Positivamente, claro. Las canciones eran buenas y, sobre todo, se ganaron el escenario. Luego me di cuenta que algún componente de proviene de Azken Garrasia.
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