lunes, 22 de noviembre de 2010

Grizzly Man (2005)

Venía yo al blog a poner a parir a Warner Herzog y su Grizzly Man: un documental que mezcla las grabaciones de un ecologista/documentalista/loco amante de los osos grizzlies, muerto por uno de ellos en un parque natural en Alaska, y entrevistas a su familia y amigos después de su fallecimiento, para hacer una reflexión sobre las relaciones entre el hombre y la naturaleza y sobre la desgracia de este tristemente trastornado llamado Timorhy Treadwell.

Resulta que este hombre es un amante extremo de los animales, especialmente de los osos pardos que viven en Alaska, por lo que, para demostrar que se puede convivir con ellos y para "protegerlos" del hombre, decide ir a vivir a su casa. Estuvo 13 años, por temporadas, acampando en el hábitat natural de estos grizzlies, como se les conoce en América, hasta que, en su último viaje a Alaska, uno de ellos lo devoró. A él y a su pobre novia. Warner Herzog defiende que los osos en ningún momento empatizan con Timorhy. Sencillamente, pasan de él. Cuando ya se cansaron, o un día que tenían demasiada hambre y no encontraban peces, se comieron al protagonista de este documental.

Venía a ponerlo a parir, decía, porque no consigue traspasar la barrera del falso documental y convencernos. Seguro de que lo visionado por mí mismo era un mockumentary y ayudado por otras opiniones, mi objetivo era criticar a Herzog por el fracaso absoluto de su propuesta. No encontraba un propósito claro del director, lejos de la maestría del Fake de Orson Welles en poner en jaque el arte y el propio lenguaje cinematográfico. Al final Welles, además, confiesa su fraude, cosa que no hace Herzog (a lo mejor porque no tiene nada que confesar, como explicaré más adelante). La historia de Timorhy puede resultar interesante en algún aspecto (su estrecha relación con los zorros, con quienes sí consigue conectar; su misantropía creciente, causado por el dolor causado a la naturaleza, y su relación consigo mismo en soledad), pero el director alemán no acierta con la forma. Esta película se hace larga y aburrida. Además, salta a la vista su falta de autenticidad. El material supuestamente recogido de la cámara de Timorhy está sobreactuado por el protagonista, incluso aceptando que tenía un trastorno mental. Igualmente, las entrevistas tienen aroma de guión y creo que los actores fallan, al contrario que en The Blair Witch Project. Los mismo con los trucos de Herzog, tanto en el material del director como en el de la cámara del amante de los osos, que intentan desprender verosimilitud de forma demasiado evidente.

Mi sorpresa viene cuando, buscando información para esta entrada, me encuentro que se le trata como documental real en el archivo de la red. El enfado al ver esta película no me lo quitará la parafernalia mediática y comercial que puede conllevar un fake, aunque realmente ya han pasado varios años desde su estreno. Igual Herzog nos engañó a todos, incluídos festivales. Quizás me equivoque. En ese caso, debería mirar al texto desde otra perspectiva. Me tranquiliza haber leído alguna opinión disidente, sumada a la de la fuente que me pasó este trabajo. Juzguen ustedes mismos.

4 comentarios:

  1. ¿Entonces es falso? Joder, yo pensaba que era real.

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  2. Ya os digo que hay opiniones para todos los gustos. A mí me lo presentaron como falso y me cantó mucho. Pero la Wikipedia dice que ese perturbado existió. Aunque en Internet alguno también lo duda.

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  3. Pues parece que sí que consigue convencer xD

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